Sedan Hatchback
suvs
Camionetas y Pickups
El valor de lo artesanal radica en su dedicación, el tiempo y la delicadeza con la que trabajan manos humanas para llegar a una obra final. Existe una interacción constante entre el objeto en creación y su creador, quien busca entregar en esta obra toda su pasión.
En el sistema donde nos vemos inmersos, el tiempo vale oro, por lo cual la producción en masa se entiende como la mejor alternativa en cuestiones de mercado. Cuánto más se pueda producir en menor cantidad de tiempo, más será la ganancia y mejor aprovechado el tiempo.
Corromper con esta metodología sistemática y consumista de bienes materiales a través de lo artesanal, lo hecho a mano, es una forma de resistencia. Una manera que destaca, da poder y plantea la exclusividad como característica puntual.
Lo único, lo diferente, es aquello específico que surge después de determinado tiempo de elaboración y que por diversas circunstancias no tendrá nada que se le asemeje. Un artesano dedica tiempo, capital y paciencia a cada obra que realiza. Se trata de un trabajo que no corre bajo los mismos parámetros del mercado, son tiempos completamente diferentes. Las horas de un artesano no hablan de cantidad, sino de calidad. Y es allí, en esa calidad, en esa determinación y en ese trabajo manual y minucioso donde surge la exclusividad.
La profesión de zapatero, que desde el auge de las cadenas de producción en serie parecía estar abocada sólo a las reparaciones y arreglos, ha entrado en los últimos años en una nueva etapa, gracias a las nuevas generaciones de artesanos de calzado, que proliferan en diferentes puntos del mundo creando verdaderas obras de arte.
Cada vez son más las personas que ponen en valor este arte reivindicándolo como necesario en la vida cotidiana de las personas. Comprender el valor del calzado por fuera de parámetros del mercado global, es otorgarle su verdadera importancia.
Una persona se viste por los pies, no sólo desde lo estético sino también desde la calidad. Los pies son quienes posibilitan movilizarnos constantemente, son fundamentales y vitales en toda acción que generemos, por eso deben estar bien resguardados.
El calzado exclusivo y hecho a mano, en su comienzo se siente rígido, como las pieles curtidas de tiempo y sol, y el propio calor del pie al caminar vuelve a humedecer sus materiales naturales. Así es como el zapato artesanal se amolda a la horma que es nuestro pie. Cuando esto sucede, se convierte en el zapato más cómodo y personal, suave como pantufla, liviano como gamuza.
El origen natural de su materiales, que el proceso no modifica, permite que el zapato envejezca sano y bello.
Es habitual encerrar nuestros pies en plásticos no aptos bacteriológicamente, dejando de lado la salud del pie que es algo fundamental porque ha de cargar con nuestro peso de por vida.
Los autos de Mazda funcionan como el calzado artesanal. Son vehículos exclusivos, pensados para cumplir con las comodidades de cada persona, buscando lograr que la experiencia de manejo sea única. Mazda genera bienestar en el manejo, una predisposición adecuada, que garantice una buena y saludable postura tanto del conductor como sus posibles acompañantes.
Mazda cree que ningún detalle es demasiado pequeño cuando se trata de mejorar la conducción. Por eso busca fomentar un vínculo entre el auto y el conductor como una tarea que va más allá de la dinámica de conducción.
En el mundo hiperconectado actual, los autos se han convertido en herramientas de comunicación. Mazda fomenta como filosofía la calidad artesanal de esta funcionalidad de los vehículos, haciendo hincapié en cada detalle y logrando la perfección a través del tiempo de cada uno de ellos.
Los maestros Takumi de Mazda depositan toda su pasión en la realización de cada pieza modelada de los vehículos. Solo las manos de un artesano pueden transmitir verdadera alma a su creación. El diseño Kodo -filosofía por la que se guía Mazda- transmite vida y personalidad a cada auto.
Al igual que un zapatero, Mazda persigue la exclusividad depositada en manos artesanas, donde el tiempo no se rige por la cantidad de productividad, sino de conseguir excelencia y calidad.
