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Japón es una mina de valores y aprendizajes, a través de su cultura y filosofía de vida trabaja como maestro constante de la sociedad a nivel mundial. Esconde en cada actitud y pensamiento colectivo, una forma de percibir el mundo y la vida y lo desplaza a cada práctica de su cotidianeidad.
En el campo económico y social, perciben al capital desde una perspectiva funcional. Todas sus realizaciones tienen un valor intrínseco que se relaciona estrechamente con la realización personal.
Un claro y destacable ejemplo, es la longevidad que mantienen importantes compañías y empresas japonesas. Instituciones que prevalecen o prevalecieron a lo largo de una cantidad impensable de años, que atravesaron la historia y los momentos más críticos del país y se mantuvieron en pie, siendo sustento de miles de familias.
Estas empresas y compañías centenarias son colectividades humanas que ejercitan la sostenibilidad como valor supremo. La perseverancia y el tiempo se miden de maneras diferentes al común capitalista y, es por ello también, que trae diferentes y exitosos resultados.
Entre las empresas más destacables se encuentran aquellas familiares, transmitidas, preservadas y desarrolladas a lo largo de muchas generaciones. Coexisten con la comunidad y su cultura tradicional, respetan la religiosidad y las corrientes colectivas de pensamiento, lo que las hace entender a los negocios con una significación social y no individual. El lucro no es el objeto troncal, sino el trabajo, la perseverancia, la transmisión y el crecimiento personal.
A partir de esta magnífica y valorable forma de percibir al mundo económico, presentamos a continuación las empresas más antiguas del mercado japonés:
Se trata de un hotel de aguas termales que se encuentra situado en Hayakawa, Japón. Fue fundado en el año 705 d.C. y es una de las compañías más antiguas en activo a nivel mundial.
Desde 2011, Keiunkan tiene el honor de ser la posada más longeva del mundo, según el Libro Guinness de los Récords.
Hasta entonces lo había sido la constructora Kongō Gumi, que también era nipona y fue creada en el año 578 d.C. por una familia de maestros constructores de templos budistas, que venían de Corea. Pero el paso del tiempo y sus 40 generaciones no pudieron con la crisis económica y en el año 2006 fue absorbida por el Grupo Takamatsu.
Lo que más se destaca de la historia de Keiunkan es que su legado jamás ha querido interrumpir la costumbre original, manteniendo su modesto espacio, sin la necesidad de expandirse alevosamente.
La propiedad de la marca ha pasado de manera sucesiva durante 52 generaciones de la misma familia. Además de ello, dentro del personal de la posada hay familias que han ocupado el mismo puesto durante generaciones, manteniendo así la esencia intacta.
Toraya es el nombre de la confitería tradicional más antigua de Japón, la cual ha estado haciendo el dulce conocido como wagashi desde su fundación en Kyoto por Enchu Kurokawa. Después de que su hijo Kichiemon Kurokawa cultivó relaciones con la nobleza de Japón, la empresa se convirtió en proveedor de la Corte Imperial de Japón en los siglos 17 y 18.
La firma fue trasladada en el año 1879 a Tokio y allí inauguró su primer punto de venta en el año 1962. Hoy en día se trata de una firma que trabaja con 79 tiendas y produce un éxito rotundo.
Es una escuela que ha prosperado durante 400 años, a partir de la enseñanza tradicional de la ceremonia del té Sado y su cultura japonesa. Fue fundada por Enshu Kobori, quien se desempeñó como instructor oficial de té para el segundo y tercer shogun de Japón y construyó los famosos castillos de Nagoya y Osaka.
El gran maestro actual Sojitsu Kobori sucedió a su padre en 2001 a los 44 años y ahora es el encargado de supervisar todo el legado.
La cervecería Gekkeikan fue establecida en la ciudad de Fushimi, por Jiemon Okura en 1637. La calidad y excelencia de su sake, fue lo que le dio importante prestigio y terminó convirtiendo a esta cervecería como la proveedora oficial de la familia imperial japonesa.
En la actualidad, la empresa tiene más de 170 productos y exporta a más de 60 países diferentes.
El éxito de continuidad y prevalencia se ve atravesado por el respeto al origen, a la cultura y lo colectivo. El papel de los ancestros es sumamente respetable y se honra a través de la perseverancia.
La calidad artesanal que toma como punto en común a estas y muchas otras compañías japonesas se mantiene intacta y en constante crecimiento, sin dejar de lado sus raíces y tradiciones.
En Mazda, aspiramos a crecer y aprender de estos magníficos ejemplos a través del respeto, la tradición y esfuerzo.
